LGBT: rumbo a la nada
La lógica LGBT llevada hasta sus últimas consecuencias, anula por completo lo masculino y lo femenino, lo hombre y lo mujer, el sexo y el género. Vuelve tan ambigua a la biología y a la "identidad sexual", que el ser humano se comprende cada vez más como una realidad plana, asexuada y agenérica. Al final del camino no hay hombres, no hay mujeres, no hay homosexuales, no hay heterosexuales, no hay transgéneros, no hay transexuales, no hay familia. Sólo queda una realidad amorfa y desconocida. Aún no la vemos, pero es tan plástica y maleable, que puede incluso fundirse con las bestias, porque los contornos de la naturaleza humana no aparecen en ella como referentes que la definan. Veremos una plasta cuya única definición será lo radicalmente indefinido; su única propiedad, una parodia de la libertad, que en un intento de emancipación, se habrá desprendido de toda atadura, incluso de la "atadura" de lo que alguna vez fue el ser humano.