La belleza de la inestabilidad existencial
Fragmento de mis reflexiones sobre la lectura de Introducción al cristianismo de Joseph Ratzinger:
Ratzinger sugiere que la duda que experimentan ambos, creyentes y no creyentes, forma parte constitutiva de lo que son. El hombre tiene que optar por un modo de posicionarse frente a la realidad, y sea cual sea el que elija, tendrá que vivir con esa amenaza que provoca en él incertidumbre. Ese desafío existencial es inevitable, es parte del hombre. Esquivar el problema es "esconderse de uno mismo". La experiencia de esa tensión es el patrón básico de su destino.
Ante esta inevitable vulnerabilidad, podríamos quizá sentirnos decepcionados y frustrados, pero Ratzinger no lo ve así. Me parece fascinante el modo en que enfoca el problema con un lente positivo: mira a la duda como una realidad que debe de ser bienvenida, no como algo de lo que haya que lamentarse. Gracias a esa "insatisfacción existencial", el hombre se ve prevenido de instalarse en sí mismo, y se abre al otro para encontrar en el diálogo una continua purificación de su propio juicio. En mi opinión, esa llaga de insatisfacción fomenta la sociabilidad el hombre y despeja el camino para que emerjan múltiples y variadas formas de caridad entre las personas.
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