Dios está ahí





Fragmento de mis reflexiones sobre la lectura de Introducción al cristianismo de Joseph Ratzinger:

El nombre de Dios, “Yo Soy”, no revela lo que Él es en sí mismo; en cambio, permite confirmar que en sí mismo no es alcanzable con las categorías del pensamiento (salvo por vía negativa), de modo que permanece siendo lo radicalmente otro de la filosofía griega; lo que sí hace el nombre, es añadirle a esa misma realidad impenetrable la condición social que la hace accesible al hombre.

Me parece que los que hablamos español podemos aprovecharnos de una ventaja. En alemán, al igual que en inglés, no existe una palabra para traducir el término "estar". Ratzinger explica que el gran Sein impenetrable de Dios, al revelar su nombre, se añade a sí mismo un für, Sein-für (Ser-para), cuyo sentido es mostrar que "Está ahí" para el hombre, que se hace accesible, que no sólo es Gott Ist, sino Gott Ist für sie da. En mi opinión, el Ist da, al añadirle la categoría espacial al Ser (o quizá es mejor decir categoría presencial), equivale al "estar" en español, de modo que cuando Dios revela su nombre, muestra que no sólo es "Ser", sino también "Estar"; estar ahí para. Su "Ser" se intensifica en relación con lo otro, haciéndose presente.

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